La Píldora y otros anticonceptivos

 

Reflexiones acerca de la Píldora y otros anticonceptivos 40 años después de Humanae Vitae

Poco más de cuarenta años después de la importante encíclica Humanae vitae del papa Pablo VI  vemos el panorama de una sociedad plagada de falsas promesas con respecto al control de la natalidad originadas por la tecnología contraceptiva moderna. En este artículo revisamos el daño que los anticonceptivos hacen a las mujeres, a las familias y a la sociedad en general. Además señalamos el uso que se da a la Píldora para enfermedades ginecológicas y las alternativas que hay a este uso de la Píldora, y presentamos una explicación del desarrollo y el uso de alternativas sanas, éticas y moralmente aceptables para el control de la natalidad llamadas métodos modernos de planificación natural de la familia .

La Píldora ha llegado a ser un método anticonceptivo popular y es utilizada actualmente por más de 11 millones de mujeres en los Estados Unidos . Según un informe reciente del Instituto Guttmacher, las mujeres adolescentes y mujeres en los 20s prefieren utilizar la Píldora sobre otros métodos anticonceptivos.1 “La Píldora” se refiere realmente a hormonas femeninas sintéticas en forma de pastillas. Otras maneras de suministrar hormonas anticonceptivas han sido comercializadas como la Inyección, anillos vaginales, parches, implantes, y los dispositivos intrauterinos (DIUs). Más de 100 millones de mujeres mundialmente usan hormonas anticonceptivas en una de estas formas.2 Sin importar cuál método se use para su suministro, los anticonceptivos hormonales tienen efectos semejantes en los cuerpos de las mujeres. La Píldora es prescrita a veces para condiciones médicas como el acné, ciclos irregulares, dolor menstrual, endometriosis, ovarios poliquísticos, y para otras condiciones ginecológicas. Para la mayoría de estas condiciones, la Píldora sólo trata los síntomas de la mujer, mientras su problema médico fundamental—la causa de los síntomas—queda sin tratamiento y aun sin ser  diagnosticado. ¿Como hemos llegado a la aceptación y el uso indiscriminado de la Píldora y otros anticonceptivos hormonales?

Desde el siglo XVIII proyecciones del incremento poblacional mundial determinaron que recursos naturales, físicos y financieros, serían insuficientes para sostener tal incremento poblacional. Las tasas de natalidad fueron consideradas una creciente amenaza para la supervivencia principalmente en países en desarrollo. En su ensayo, Principios de la población (1798) Thomas Malthus, economista inglés, analizo el problema de sobrepoblación, y cincuenta anos mas tarde sus seguidores comenzaron a diseminar información  de métodos artificiales para el control de la natalidad3. A comienzos del siglo XX las primeras clínicas para el suministro de anticonceptivos fueron fundadas en USA y Europa. Sin embargo leyes como el Comstock Act en los Estados Unidos penalizó el envío por correo de propaganda o de métodos artificiales para el control de la natalidad, demostrando la oposición al uso de estos métodos por varios sectores de la sociedad. A pesar de estos esfuerzos, esta ley fue revocada en 1950, y también la opinión médica, y la práctica religiosa en cuanto al uso de métodos anticonceptivos cambió. En 1930 la Iglesia episcopal, quien condenaba el uso de métodos artificiales para el control de la natalidad, aprobó su uso por las parejas. Sin embargo la Iglesia católica mantuvo su oposición al uso de métodos artificiales.4

La introducción de la Píldora en los años sesenta precipitó controversia en la sociedad y muchos católicos esperaban que la Iglesia cambiaría su prohibición del uso de métodos no naturales de control de la natalidad.  La Píldora prometía protección para embarazos no deseados, lo cual fue muy atractivo para muchas mujeres quienes querían ser liberadas de las cargas que implica la maternidad. Los matrimonios también encontraron esta alternativa como una forma de fomentar relaciones más fuertes y libres sin la ansiedad de un nuevo embarazo. Como resultado habría una disminución de embarazos no deseados y todo niño tendría todos los recursos y atención necesaria para desarrollar su potencial. Pero más de cuatro décadas han demostrado que el uso indiscriminado de la Píldora y otros anticonceptivos han sido más perjudiciales de lo esperado.

En 1968 el papa Pablo VI con su encíclica humanae vitae reafirmó diecinueve siglos de enseñanza en contra del uso de métodos anticonceptivos. El papa explicó que el acto conyugal tiene dos significados, el pro-creativo y el unitivo que son inseparables. La separación el acto conyugal de unos de estos significados queridos por Dios distorsiona el acto amoroso de los esposos y les acarrea un grave daño.

La encíclica hizo cuatro predicciones acerca de los efectos del uso de métodos artificiales para el control de la natalidad, y 40 años más tarde vemos que estas predicciones son una realidad. En la primera predicción el Pablo VI invita a considerar “el campo fácil y amplio que se abriría a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad”. Actualmente vemos que la Píldora ha tenido efectos sociales graves relacionados con esta predicción. El período en que la sociedad llegó a estar saturada con la Píldora coincide con un gran aumento en las tasas de divorcio y otros cambios mayores en las pautas de las relaciones sexuales, colectivamente conocido como la “revolución sexual.” Así el uso de la Píldora tiene consecuencias negativas muy graves para el matrimonio, para el desarrollo familiar, y para la calidad en la crianza de los hijos.5 Estadísticas del censo poblacional de los Estados Unidos indican que en el periodo entre 1960 al año 2001 hubo un incremento del 1200% en el numero de parejas cohabitando y un incremento del 600% en la tasa de embarazos fuera del matrimonio. Además en los años 60’s mas de la mitad de las mujeres menores de 19 anos eran vírgenes en contraste con las cifras actuales que revelan que el 62% de los jóvenes han tenido sexo antes de culminar la secundaria, signos de una disminución los principios morales.

En la segunda predicción el papa menciona que “el hombre habituándose al uso de las practicas anticonceptivas acabase por perder el respeto a la mujer sin preocuparse por su equilibrio físico y psicológico”. La lógica interna del uso de anticonceptivos es la separación de la procreación del ámbito del acto conyugal. Tanto la píldora como otros  métodos hormonales para el control de la natalidad son esfuerzos para separar las relaciones sexuales de la procreación. Esta separación fomenta relaciones sexuales que son mucho más débiles que el matrimonio tradicional—sexo pre-marital, la cohabitación, el adulterio, y la monogamia en serie. Estas relaciones erosionan la sociedad llevando al divorcio, al embarazo inesperado, al aborto, a las familias de madre/padre solteros, al abuso, y a la pobreza. Las consecuencias del control de la natalidad demuestran claramente un impacto malsano, anti-cultura y anti-vida, que suscita inquietudes éticas importantes.

El papa Pablo VI también advirtió como los gobiernos podrían usar su poder para controlar el crecimiento poblacional imponiendo un imperialismo biológico. Vemos como los gobiernos de países desarrollados exportan métodos anticonceptivos a países en desarrollo camuflados con ayudas financieras para otros fines. También esta relacionado con esta predicción las políticas extremistas de países como la China y la India quienes han limitado el numero de embarazos, seleccionando el sexo de la población con métodos de control de natalidad tan agresivos como el aborto.

Por ultimo el papa Pablo VI predijo “ si no se quiere exponer al arbitrio de los hombres la misión de engendrar la vida, se deberán reconocer los limites infranqueables a la posibilidad del dominio del hombre sobre su cuerpo y sus funciones”. Los anticonceptivos hormonales, inclusive la Píldora, son la causa o al menos están asociados a numerosos problemas no sólo morales y familiares sino, como está bien comprobado, problemas de salud y enfermedades.

Los riesgos para la salud de la mujer son numerosos y sin embargo aún hoy día no se revelan de manera apropiada a las mujeres estos riesgos. En los estudios originales de la Píldora en Puerto Rico, tres mujeres murieron, pero este efecto mortal de la Píldora fue ignorado.6 A finales de la década del sesenta, muchos se preocuparon con respecto a las muertes y enfermedades causadas por la Píldora; y esto llevó al desarrollo de dosis más bajas de anticonceptivos orales combinados y a la mini-píldora. Aún con esas bajas dosis, estudios continúan siendo publicados indicando que la Píldora causa la muerte de mujeres todos los años. Estos estudios concluyen típicamente que los beneficios de la Píldora para las mujeres pesan mucho más que sus peligros.7

Varios estudios han ligado los anticonceptivos hormonales a una gran variedad de condiciones amenazantes para la vida, incluyendo la enfermedad cardíaca, accidentes cerebrales, trombo-embolismo, el cáncer de hígado, una variedad de cánceres femeninos, y la depresión.8 Otras condiciones como migraña, trastornos afectivos, y el aumento de peso también han sido asociadas con el uso de anticonceptivos hormonales. Las hormonas sintéticas pueden dañar la función normal del cuello del útero, aún años después de discontinuar la Píldora, causando la esterilidad temporal y a veces permanente.9 Investigaciones recientes han destacado otra acción de la Píldora. Esta suprime los andrógenos en el cuerpo de una mujer, teniendo como resultado la supresión de su deseo sexual (líbido). Se ha demostrado que este efecto puede persistir después de que la Píldora ha sido descontinuada, y puede ser permanente.10

Las mujeres que utilizan la Píldora pueden quedar embarazadas y tener hijos, lo que demuestra que la Píldora no siempre previene la ovulación ni la fecundación. La eficacia de la Píldora (para prevenir el embarazo observable) es lograda en parte por la destrucción de un nuevo ser humano antes de la implantación en la matriz.11 Para muchas mujeres esta sería un motivo ético y moral por el cual no usar la Píldora pero por la falta de explicación de parte de los profesionales de la salud y la fuerza de la propaganda para usar anticonceptivos dificulta el pensar con claridad sobre la gravedad de este asunto.

Tal vez la consecuencia más grave del uso de anticonceptivos hormonales ha sido el incremento de embarazos no deseados que ha llevado al aborto de estos bebés. Es bien sabido que el uso de anticonceptivos conlleva por lo general a una mentalidad al menos temerosa sino anti-natalicia. Las mujeres utilizando anticonceptivos y que quedan en embarazo están de un modo predispuestas a considerar el aborto como otro método anticonceptivo. En los EEUU más de la mitad de las mujeres que solicitan abortos informan que ellas utilizaban un anticonceptivo en el mes en que quedaron embarazadas, 12 lo cual indica una conexión fuerte entre la anticoncepción y el aborto provocado.

¿ Que alternativas tienen las parejas para espaciar los nacimientos y ejercer una paternidad responsable? El papa Pablo VI en Humanae vitae alentó a los hombres de ciencia a lograr “una base segura para la regulación de los nacimientos fundada en la observancia de  ritmos naturales” y la Planificación Natural de la Familia es la respuesta a esta petición.

La Planificación Natural de la Familia (PNF) es un término general que abarca la utilización de métodos naturales para lograr o posponer el embarazo. Estos métodos fueron desarrollados en los años 50’s  y se basan en la observación de signos que ocurren naturalmente en las fases del ciclo de fertilidad de la mujer. PNF no se trata del antiguo método del ritmo, basado en cálculos de la fertilidad en ciclos regulares. No se usan medicinas, aparatos, o procedimientos de cirugía en la práctica de la PNF. Es importante notar que muchas religiones, incluyendo la Iglesia Católica, aceptan el uso de la PNF para evitar el embarazo cuando las parejas tienen una razón suficientemente seria para distanciar a los bebes o para limitar el tamaño de la familia. La PNF es única entre los métodos de planificación familiar porque permite a sus usuarios cooperar con los procesos naturales del cuerpo. La fertilidad se mira como una bendición, no como una maldición, como una realidad de la vida que es aceptada, no como un problema a ser resuelto.

Las Parejas que emplean la PNF observan los signos cada mes sin importar la regularidad de los ciclos y para lograr el embarazo tienen relaciones durante la fase fértil de la mujer. Parejas que desean posponer el embarazo deben abstenerse de las relaciones íntimas durante la fase de fertilidad. La práctica de la abstinencia es fundamental en el éxito del uso de la PNF, e implica sacrificio y autodonación mutua cuando la intimidad no es posible. Afortunadamente, la práctica de la virtud de la castidad ejercida antes del matrimonio da a las parejas, la fuerza necesaria para guardar la pureza del corazón, mente y acciones aun bajo el vínculo matrimonial. Así es importante la enseñanza de la apreciación de la fertilidad y las virtud de la castidad a los jóvenes desde edades tempranas quienes se ven agobiados inclusive en medios escolares por las falsas promesas del sexo seguro.

La PNF refleja la dignidad de la persona humana dentro del contexto del matrimonio y la vida familiar, promueve una actitud abierta a la vida humana (procreación), y reconoce el valor de cada niño. Mediante el respeto a la emanación de amor y vida propios del matrimonio, la PNF enriquece el lazo entre los esposos.

Finalmente, es importante considerar que las serias preocupaciones en materia de salud, sociales, y éticas asociadas con el uso de la Píldora deben ser consideradas cuidadosamente en cualquier decisión para su uso, ya sea para el control de la natalidad o para condiciones médicas como: el síndrome premenstrual (SPM), el acné, o la endometriosis. Afortunadamente, tratamientos médicos alternativos efectivos están disponibles. En cuanto al control de la natalidad, métodos modernos de Planificación Natural Familiar han sido desarrollados para ayudar a las parejas a espaciar los nacimientos, son libres de efectos secundarios, moralmente aceptables y disponibles para todas las culturas y estratos económicos.

Después de 40 años de Humanae Vitae recordamos las palabras del papa Pablo VI al personal medico: “Perseveren, pues, en promover constantemente las soluciones inspiradas en la fe y en la recta razón, y se esfuercen en fomentar la convicción y el respeto de las mismas en su ambiente. Consideren también como propio deber profesional el procurarse toda la ciencia necesaria en este aspecto delicado, con el fin de poder dar a los esposos que los consultan sabios consejos y directrices sanas que de ellos esperan con todo derecho.”